El acoso escolar, necesita tres partes como mínimo para que éste sea determinado y denominado como tal. Las tres partes que lo componen son: el agresor, la víctima y el espectador. En este artículo se analizará más a fondo la postura de la víctima. Su forma de ser en general y cómo vive desde el acoso escolar.
Recordemos que todos somos diferentes y todos en algún momento podemos ser las víctimas en alguna circunstancia, sin embargo, los estudios han recaudado datos que en su mayoría se repiten en todos los estudiantes que han sufrido o sufren de acoso escolar. Generalmente son personas muy inseguras y sumisas, que suelen ser sobreprotegidas en su familia por cuestiones ya sea de la víctima o de los padres o hermanos de ésta. Además, tienen dificultad para socializar, son poco carismáticos y queridos por sus compañeros de la escuela. Cuando son agredidos o atacados se vuelven totalmente indefensos.
Ortega, Menéndez, Olweus, Losada, entre otros investigadores coinciden en varios aspectos de la personalidad de la víctima en el ‘bullying’ como en su inseguridad. Suelen mostrarse débiles, ansiosos, intranquilos y con bajo nivel de autoestima. Incluso pueden no ser inseguros, sin embargo por otras cuestiones se vuelven víctimas y la experiencia les cambia su percepción de sí mismos, o la personalidad con aspectos negativos.
Durante el acoso escolar, se muestran de primera instancia muy intimidados y reprimidos por quien los acosa. La intimidación es clave para el agresor, ya que lo alimenta más. No siempre el agresor primero se siente más que el agredido, sino que la postura del agredido de sentirse inferior, hace que el agresor sienta su ‘superioridad’ o que de alguna manera está indimidando a la víctima.
Las víctimas incluso en general comparten aspectos físicos que hacen que se vuelvan más propensos a recibir agresión de alguien más. Frecuentemente las víctimas son varones, por lo que los actos de agresión en los hombres, suelen ser más físicos que psicológicos. Esto no quiere decir que las mujeres o niñas, no sufran de acoso. Sino que en su mayoría las víctimas son de género masculino. En su mayoría, las víctimas son las menos fuertes físicamente, tienen problemas con su peso, color de pelo o son usuarios minoría de objetos como lentes o aparatos dentales.
Hay que resaltar que estos son rasgos estadísticos. No necesariamente tiene que ser así, ni es un patrón obligatorio para que alguien sufra de acoso escolar. Muchas víctimas son simplemente diferentes, con dificultades en su desarrollo o en su aprendizaje. Los aspectos físicos y de personalidad anteriores, sólo incrementan las razones para burlas o miradas de que alguien es diferente, más no son un factor obligatorio para que ocurra una agresión de alguien más.
La vícitma de bullying siempre es la más afectada de las tres partes. En estos casos, la víctima no habla porque siente que si lo hace, la violencia aumentará por parte del agresor. Incluso muchas veces el agredido siente merecer las agresiones debido a sentirse inferior y a tener un autoestima desfavorable. Puede ocurrir que durante un tiempo, se comporten en ambos papeles de víctima y de victimizar a otro.
Por: Fernanda González del Castillo