Profesores

¿Tu ya conoces el sistema educativo modular?

Al pensar en educación, generalmente la primer imagen en la que se piensa es en la de un salón de clases saturado, un profesor que es incuestionsistema-educativoables, un ambiente donde sólo uno o dos alumnos acaparan toda la clase, y un entorno donde pareciera que se estimula más para memorizar que para aprender;  repetir en lugar de comprender.

Pero no toda la educación en nuestro país es así: el sistema modular se basa en los principios del teórico Jean Piaget, y se puede resumir en fomentar que el alumno conozca y explore la realidad, más allá de sólo copiarla y memorizarla. Entre las características más interesantes que ofrece este sistema educativo, y las cuales se podrían trasladar a los procesos de educación básica, son las siguientes:

La participación de los alumnos en el proceso de aprendizaje: Esto se enfoca en incentivar a los alumnos a investigar, conocer y comprender algún tema en particular relacionado con la materia que se estudia; ya sea mediante prácticas de campo, investigaciones, exposiciones, etc.

Nueva función del profesor: En este punto se plantea asignarle un nuevo rol al docente, para que coordine las actividades de los alumnos y participe con ellos, más allá de ejercer un rol autoritario. 

Espacios físicos que estimulen el proceso de aprendizaje: Más allá de tener una serie de pupitres acomodados en filas, profesoresdonde muchas veces los alumnos más tímidos se esconden en la parte trasera del salón, estos nuevos espacios intentan crear un ambiente adecuado para la exploración y la participación de toda la clase.

Participación de los alumnos en los procesos de aprendizaje: Por medio de un espacio físico adecuado, se promueve la participación de todos los alumnos en los temas que se discuten en clase, esto para prevenir que un pequeño grupo de alumnos que levanta la mano todo el tiempo, cree un monopolio dentro de las discusiones del aula.

El sistema modular, no es, y no ha sido perfecto, hay profesores a los que les ha costado llevar sus clases de acuerdo con los principios de este modelo. Sin embargo, si se organiza y se gestiona de manera correcta, es posible que se pueda llevar a niveles de educación básica, donde en vez de lapidar la curiosidad de los niños y jóvenes, se les brinde un espacio donde puedan participar en clase, cuestionar su entorno, y ser artífices de su propio conocimiento.

La diferencia entre calificaciones y evaluaciones

“Nada odio más que calificar exámenes”, dice el economista y profesor Richard D. Wolf, en su canal de Youtube, mientras hace alusión a lo contraproducentes que pueden llegar a ser las calificaciones.

calificaciones-645x645Hay una gran diferencia entre evaluar y calificar; por una parte calificar consiste en ponerle un valor numérico o un adjetivo a un estudiante por su desempeño  en un examen, lo que no siempre refleja las capacidades reales del alumno.

Como lo explica Richard D. Wolf, las “calificaciones” de los exámenes, ponen una presión innecesaria en los estudiantes, ya que que en un sólo día el alumno tendrá que dar su mejor esfuerzo para contestar de manera correcta las preguntas que vienen en una hoja de papel. “Yo no sé si mis alumnos tuvieron un mal día, están deprimidos, preocupados por pagar sus pasajes o la colegiatura, pero aun así tengo que calificarlos”.

Aunado a esto, las calificaciones generan grandes divisiones entre la clase, o aumentan las que ya existían, puesto que crea personas que son juzgadas por un número obtenido en un día especial, y se ignoran las circunstancias de los alumnos de manera particular. La presión que esto conlleva, puede afectar la seguridad de los niños, limitándolos por ejemplo, a dar y compartir opiniones en clase.

Una evaluación es muy diferente a una calificación, retomando al profesor D. Wolf “lo ideal sería que los alumnos me entregaran sus tareas, sus trabajos, y platicáramos después de clase acerca de las cosas que están haciendo bien, las cosas que están haciendo mal, y en qué podemos mejorar”. Esto es porque en la evaluación existe una crítica, una reconstrucción, para que el estudiante sepa en qué y cómo puede mejorar, además de darle la oportunidad al profesor de evitar que los alumnos se rezaguen, mientras que las calificaciones solamente persiguen una meta a corto plazo. No obstante, este tipo de evaluaciones resultan poco factibles en la práctica por la cantidad de alumnos a los que un maestro debe retroalimentar.4689989w-640x640x80

Evaluar pues, no es sinónimo de calificar, como lo mencionan varios artículos e investigaciones como la publicada por Alonso Sanches y Gil Perez, de la Universidad de Valencia. A pesar de todo, resulta más sencillo para los programas educativos, calificar a los estudiantes por medio de valores numéricos en lugar de generar una educación integral que exploté las cualidades únicas de cada uno, así como que ataque los problemas que puedan estar generando rezagos en los estudiantes. Si bien las calificaciones no deberían de ser eliminadas, porque sirven como un lenguaje universal de aprovechamiento académico, sería recomendable que vinieran acompañadas de una retroalimentación profunda.

La cultura pop en la Educación

Muchos de nosotros, desde que vamos en la escuela nos encontramos con temas que nos son difíciles de comprender, no porque carezcamos de la capacidad de aprenderlos, sino más bien porque no conocemos mucho el contexto de lo que se no explica. Es como si alguien te hablara de mecánica automotriz sin que hayas visto algunas vez el chasis de un carro.

Alumnos en claseLo mismo pasa en las Ciencias Sociales, y muchas otras disciplinas. Por ejemplo, podemos hablar mucho de la sociedad del consumo, y el por qué el acto de comprar cosas materiales para obtener satisfacción personal es negativo, pero todo esto puede llegar sonar demasiado abstracto, o difícil de comprender, si de alguna manera no tienes una historia, un escenario, o una experiencia previa para atacar ciertos temas o conceptos.

Para esto, muchos profesores, como algunos que tuve en la licenciatura, han decido recurrir a libros, películas, y hasta series de televisión. Así por ejemplo, el maestro puede debatir en clase ideas de filosofía después de que la clase haya visto la película de The Matrix, o entender lo vacío puede llegar hacer el materialismo después de haber leído El País de las Últimas Cosas de Paul Auster.

Un claro ejemplo de que este tipo de aproximación a la enseñanza lleva tiempo en la mirada pública, lo podemos ver en en artículo escrito en 1998 por Darcy Lincoln para el New York Times, donde nos explica que “Las Películas que genera controversia como La Lista de Schindler o Platoon, presentan algunos temas históricos de manera más realista que sus contrapartes pedagógicas tradicionales”. La autora menciona también la problemática de estudiar con libros de texto tradicionales, donde los autores se rigen bajo una serie de lineamentos para evitar controversias es complicado y poco práctico, ya que muchas de estas lecturas pueden subestimar la madurez de los estudiantes, quitándoles una experiencia para analizar de manera crítica los sucesos históricos.

Este mismo tipo de experiencia también se puede aplicar a un medio mucho menos explorado por los educadores amantes de incorporar a la cultura popular y la literatura, entre sus herramientas de enseñanza, me refiero a los videojuegos, sobre todo títulos como los juegos de estrategia como Age Of Empires o Civilization.

Ahora, con esto no quiero dar entender que estos juegos pueden servir como herramientas para aprender historia, ya que por su naturaleza interactiva los jugadores se videojuegos_2015pueden dar muchas libertades creativas, como hacer de Gandhi un dictador, pero sí pueden servir para a ayudar a comprender cómo funcionan de manera práctica muchos conceptos que parecerían sacados de alguna lengua muerta.

En mi caso, me di cuenta que al jugar Civilización V, tuve que poner en práctica muchas de las cuestiones que Nicolas Maquiavelo aconsejaba en El Príncipe, como el hecho de que al jugar es bien importante contar con tu propio ejercito, tomar decisiones que no son del agrado de tu población para conservar el estado, y evitar ser odiado a toda costa, aunque esto implicase ser temido.

Junto a esto, el juego te demuestra los pros y los contras de la globalización, te explica ayuda a comprender conceptos hegemonía, dominación, entre otros. Todo sin que necesariamente hayas tenido que ver todos los documentales de History Channel sobre Roma, la Guerra Fría, Cuba, etc.

La propuesta la dejo en aire, pero considero que con un poco de creatividad, se le puede sacar a ciertos videojuegos, el mismo provecho pedagógico del que han gozado libros y novelas entre profesores, así como aulas de clase: a veces para aprender algo, no importa la forma, hay que experimentarlo.